El agravio hacia los infantes comienza en el hogar
En la celebración del Día del Niño en nuestro país no todos los infantes pueden festejar, porque algunos de ellos aún son víctimas del maltrato, la violencia y el descuido en los diferentes espacios donde se desenvuelven, como la escuela, la casa y la calle...
El agravio hacia los infantes comienza en el hogar, en la forma como están siendo educados, debido a que no siempre se les inculcan valores o principios y los padres no saben transmitirles normas adecuadas, por lo que se cae, muchas de las veces, en un vacio educacional que se traduce en una forma de maltrato hacia los niños o en el abandono”.
El abandono de los hijos por necesidades laborales de parte de la mamá y el papá, se puede considerar como una forma de violentar a los menores. Ante esto, los niños se enfrentan a la ausencia del afecto de sus padres y muchas veces quedan bajo el cuidado de los abuelos o de personas ajenas a la familia.
Para cumplir nuestra misión de formar hombres y mujeres de bien, sólo hay que saber escuchar a los niños, decirles las cosas con los puntos y comas que llevan... saber decirles lo valiosos que son... enseñarles la base de la vida, que es el respeto y la solidaridad.
Abramos las puertas a nuestros hijos a un mundo mejor, construyamos entre todos el espacio, con los valores que necesitan para enfrentar el mundo y reconstruir las estructuras sociales, humanas necesarias para su desarrollo y grandeza...
El Protocolo de Palermo en el artículo 3º inciso A, establece lo que a la letra dice:
Por trata de personas se entenderá la captación, el trasporte, el traslado la acogida o la recepción de personas recurriendo al uso de la fuerza u otras formas de coacción, el rapto, el fraude, el engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra para propósitos de explotación. Esa explotación incluirá como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la explotación o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.